En el universo todo está en constante vibración. De hecho, el universo es energía en vibración. La física cuántica sabe muy bien que esto es así (incluso en los objetos que pensamos que son estables e invariables), gracias a observar el mundo microscópico de las partículas. De hecho, incluso nuestros pensamientos y emociones son energía vibrante, cuya frecuencia es mayor cuanto más se basan en el amor universal. El universo entero es un océano vibratorio de energía, en el cual navegamos con cinco maravillosos pero limitados sentidos, que tan solo nos permiten acceder a una parte de ese océano, y no exentos de errores, tanto de sensado, como de procesamiento y de interpretación.

En pocas palabras, nuestra atadura al plano material a través de la mente consciente, alimentada por los cinco sentidos, no nos convierte precisamente en buenos navegantes en ese océano vibratorio, del cual conocemos más bien poco. Es por ello tan importante trabajar en expandir nuestra consciencia para abarcar no solo al mundo material, sino a las vibraciones que se escapan a nuestros sentidos. Realidades que están ahí, que existen, pero que desgraciadamente, nosotros todavía no realizamos. Esto no significa abandonar lo material, sino expandir nuestra consciencia para abarcar más. Como puedes ver, el tema de la ley de la vibración podría dar para una larga charla.

No sois poc@s l@s que me habéis escrito  a través de la sección de contacto  para preguntarme qué es exactamente la ley de la vibración, por qué merece la pena conocerla, y qué puede aportarnos en nuestro crecimiento personal y espiritual. Como podrás comprobar, esta ley tiene muchas lecciones que aportarnos. Al estilo habitual de este blog y de mis videos, voy a huir de la larga charla, y a responder de forma directa, al grano, breve y sencilla en una nueva cápsula de crecimiento personal, que puedes encontrar más abajo.

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Recuerda que puedes enviar las cuestiones de crecimiento personal y espiritual que desees en los comentarios del video, y en la sección de contacto de este blog, y estaré encantado de responderte (y las numerosas personas que lo han hecho saben que siempre respondo, ¡así que te animo!).

¡Un abrazo!