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¿Todo te pasa a ti? ¿El éxito nunca llega? ¡Esto te puede interesar!

Muchas personas tienen la impresión de no tener éxito en la vida, y tienden a pensar que unos nacen con estrella y otros nacen estrellados… Pero, ¿qué hay de cierto en esto?

 

Desde luego, no es así. Obviamente, mirado a corto plazo, a todo el mundo le salen cosas mal de vez en cuando. Si piensas que no triunfas, y que esto solo te ocurre a ti, ¡te equivocas! Las cosas se tuercen de vez en cuando para todo el mundo. Y eso incluye a aquellos a quienes vemos como triunfadores… Esos a quienes creemos que todo les sale siempre bien. ¡Por supuesto que no es así siempre! Tropiezan como todo el mundo. En eso no se diferencian de nadie. Insisto, si lo miras a corto plazo, verás que las cosas se tuercen para ellos también. Pero las personas que tienen éxito se diferencian de las que creen fracasar en otra cosa: su actitud ante los tropiezos es muy distinta. Y cuando miramos la situación a largo plazo, vemos claramente la diferencia…

 

Los unos y los otros han sufrido condiciones adversas más de una vez. Sin embargo, a largo plazo, los triunfadores han sabido sacar lo mejor posible de cada tropiezo, y han llegado lejos. Por otra parte, quienes se han dejado hundir por cada fracaso, obviamente no han llegado a la cima, ni han avanzado mucho. Y piensan que los que han triunfado han tenido suerte en la vida, y que han llegado a la cima cómodamente, sin obstáculos. ¡Gran error!  Desde la cima, cuando se mira hacia atrás, se puede ver que la llegada hasta ahí ha estado marcada por una sucesión de fracasos, cada uno de los cuales ha aportado algo (como mínimo, una lección aprendida). Por ello, insisto, la diferencia entre quien cosecha éxitos y quien no lo logra no está en el número de tropiezos, sino en la actitud ante esos tropiezos.

 

 

 

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Aquí siempre hay alguien que dice:«sí, pero, ¿cómo le dices esto a alguien que ha nacido y vive en condiciones precarias, etc., etc.?». La pregunta es oportuna aunque, sinceramente, está ya muy vista y oída. Y, como imaginarás, ya ha sido estudiada en profundidad durante siglos (y te diría que milenios)… Cuando te surja esa duda, recuerda que en el mundo hay infinidad de personas que han cosechado enormes éxitos comenzando desde situaciones muy desfavorables. Por otro lado, no olvides que existen infinidad de casos de personas que han nacido rodeadas de los mayores lujos, y no han llegado a triunfar (e incluso han terminado en la miseria). Con eso, la duda queda esclarecida… Como diría «El Fumi de Morata»:  ¡No hagas números!

 

Y, entonces… ¿cuál es esa actitud tan acertada que desarrollan las personas de éxito? Tiene dos componentes. Una se llama actitud mental positiva (AMP), y refleja lo que comentaba más arriba: se trata de ver cada situación en la vida tal y como es, con sus cosas buenas y malas. Después, se trata de sacar lo mejor que podamos de la situación y seguir adelante. Y nunca hundirse, culpar, quejarse, maldecir, etc. La persona con AMP sabe que los tropiezos son parte del camino hacia el éxito, así que da por hecho que antes o después aparecerán, pero opta por usarlos de forma positiva.

 

La segunda componente es la proactividad. En el universo reina la ley de causa y efecto. Tú puedes elegir entre ser causa o ser efecto. Quienes eligen ser causa, son las personas proactivas. Y las personas proactivas son las que triunfan, normalmente no de manera inmediata (puesto que ese tipo de éxitos no abundan), pero sus causas terminan dando lugar a efectos antes o después. Se hacen responsables de sus resultados. Crean causas para que un día aparezcan los efectos. Si quieren manzanas, plantan un manzano.

 

Por otro lado están las personas reactivas, que son aquellas a quienes les importa poco o nada la ley de causa y efecto. No crean causa alguna, y solo esperan a que los efectos lleguen. Obviamente, la frustración no tarda en aparecer… Por supuesto, las personas que fracasan son reactivas. Quieren manzanas, y esperan a que un manzano aparezca un día en su jardín, y eso nunca ocurre… Sin embargo, miran a su vecino que es proactivo, y tiene un bonito manzano (porque lo plantó y lo cuidó) y sienten envidia y aversión hacia él. Dicen: «¡claro, a él le sonríe la vida!». Piensan que no lo merece… Y las dos afirmaciones son falsas. La vida no sonríe a nadie. Eso es lo que piensa el reactivo, pero la persona proactiva ve las cosas como son realmente: somos nosotros  quienes sonreímos o no a la vida. Y ese vecino por supuesto que merece su manzano, porque ha sido proactivo, ha creado las causas, y ha trabajado para lograr lo que tiene.

 

 

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Debo decir que también existen personas que son proactivas, pero que no encaminan bien sus acciones, así que crean causas equivocadas, que dan lugar a efectos inesperados. Quieren manzanas y plantan un peral, y luego se asombran al recoger peras… Esto es otro caso, y tiene mucho que ver con la misión, visión, objetivos y metas. Pero de eso ya hablaremos más adelante…

 

Para comprender mejor la AMP y la proactividad, te invito a ver el video de abajo donde te lo explico. Además, sin duda alguna, esas dos cualidades son claves para desplegar nuestro talento y hacer grandes cosas con él. Puedes aprender mucho más sobre cómo desarrollar la AMP y la proactividad en armonía con tu talento, de manera clara y práctica, en el libro Eres Talento, que te presento más abajo.

 

Por cierto, los niños están más que preparados para adquirir estas dos cualidades. De hecho, es muy importante que comiencen cuanto antes a desarrollarlas (y cabe precisar que no se suelen enseñar en los colegios). En el libro «La vitamina P» encontrarás una amena y divertida historia que enseña estas cualidades a los niños, y que están leyendo tantos niños como adultos, y que se está utilizando en numerosos colegios de España y Latinoamérica.

 

¡Que la actitud mental positiva y la proactividad sean parte de tu día a día!

 

 

 

 

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