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¿Cómo conocer la verdad absoluta (si es que se puede)?

Hace poco, en la sección de consulta de este blog, recibí una sorprendente pregunta: ¿Cómo se puede conocer la verdad absoluta? ¿Acaso se puede conocer? Por lo menos, me gustaría comenzar por decirte cómo no se puede lograr. Permíteme comenzar por ahí (que no es poco), y después ya vemos que más se puede aportar…

 

Si me preguntas si se puede conocer la verdad absoluta, mi respuesta (sin dudarlo ni un instante) sería afirmativa. Si me preguntas si es sencillo, te diría (al instante) que no. Pero posible es, porque han existido maestros en las páginas de la historia que lo han logrado, y que han dedicado su vida a intentar despertar al resto de la humanidad. Ahora bien, si me preguntas cómo se puede lograr algo así, te respondería que jamás podrías conocer la verdad absoluta si tan solo utilizas la razón y el conocimiento. Entonces, ¿qué más hace falta? La respuesta es experiencia directa.

 

Vivimos en un mundo dominado por el materialismo, y diría que hasta los extremos. En ese contexto, obviamente, la ciencia cobra un lugar de máximo protagonismo. No podría ser de otro modo, puesto que la ciencia es materialista. Solo da por válido aquello que se puede observar a través de nuestros sentidos, añadiendo cuando es oportuno los medios de observación existentes ahora mismo, hasta donde los avances actuales permiten.

 

Por ello, si le preguntas a un ser humano moderno sobre la verdad absoluta, no sería raro que te dijera que la ciencia será quien la encuentre algún día. Y si le preguntas a alguien entregado a la ciencia (y por tanto, probablemente cegado por la misma), seguramente te dirá lo mismo y hasta pondría la mano en el fuego (eso sí, paradójicamente, ¡no podría demostrar que tiene razón de forma científica!).

 

¿Y qué te respondería un servidor si se lo preguntas? Yo también soy hombre de ciencia. Sin embargo, más humilde (y por tanto mucho menos arrogante) que el científico figurado que he mencionado antes. Y, como resultado, no cegado por la propia ciencia… Si bien por un lado me apasiona la ciencia, la admiro, la respeto, y le he dedicado mucho tiempo y energía, no experimento apego alguno hacia ella. ¡Son los seres humanos quienes hacen uso de la ciencia, y no lo contrario!

 

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Por si se te ha pasado por la cabeza que este es un artículo anti-ciencia, lo desmiento de inmediato. A la ciencia le debo un agradecimiento enorme por todo lo que nos ha aportado hasta la fecha. Y creo firmemente que nos va a aportar mucho más. Además, los ingenieros tomamos sus descubrimientos y los llevamos a la práctica. Cuando esto se hace como es debido, el resultado contribuye a mejorar nuestra calidad de vida.

 

Pero, eso sí: tampoco considero a la ciencia como una especie de religión en la que acepto como dogma no creer en nada que no esté científicamente demostrado. Eso sería absurdo, especialmente si recordamos que la ciencia se ha equivocado más de una vez. Por otro lado, debemos reconocer que es admirable cómo la ciencia aprende de sus errores. Pero haberlos, los ha habido y podrían venir más… Como dijo Albert Einstein: «Ni todo lo que existe se puede demostrar, ni todo lo que se puede demostrar existe».

 

Por ello, no tengo impedimento alguno en ver más allá de los límites de la ciencia. Eso sí, cuando traspaso esos límites, siempre dejo a la ciencia en paz, y no llamo ciencia a lo que no lo es (en otras palabras, no soy amigo de la pseudociencia). Esto me permite ver con mayor claridad dónde se sitúan algunos de los límites de la ciencia y, en todos los casos, conocer verdades que no son científicamente demostrables, pero que cualquier ser humano puede conocer mediante su experiencia directa si se lo propone, como por ejemplo, es el caso del fenómeno de la sincronicidad.

 

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La propia ciencia demuestra con sus hallazgos y sus teorías que no puede dar con la verdad absoluta del universo. Si nos concentramos en sus principales teorías, algunas de ellas no están todavía demostradas y podrían (perfectamente, y no sería la primera vez) ser falseadas más adelante. También hay que decir que otras sí se van confirmando. Se debe reconocer que determinadas teorías no encajan entre sí. Y las piezas se desencajan aún más si las intentamos llevar al instante que considera como inicial: el big bang.

 

Si tomas los hallazgos de la física cuántica, aún resulta más claro. En la física clásica, el observador se puede separar de lo observado. Se puede crear una dualidad sujeto-objeto (sin la cual el método científico no se puede aplicar), y funciona bien para describir el universo hasta donde hemos sido capaces. Ahora bien, cuando la física se pone a mirar el mundo microscópico (el de las partículas subatómicas, etc.), se encuentra con sus propios límites. Allí ya no se puede realizar ninguna separación entre sujeto y objeto, puesto que el observador no se puede separar de la experiencia. ¡Es partícipe de la misma! Influye en el resultado. La física supo resolverlo de una forma científica, elegante, y que funciona: utilizando probabilidades (en esos términos, se puede ser incluso determinista, al estilo de lo que sucede en el mundo de la física clásica). Sin embargo, sin el uso de probabilidades, la propia física reconoce que no sabemos nada con absoluta certeza. Pasamos de un pasado desconocido, a un futuro desconocido. Solo podemos conocer lo que ocurre en el presente, a sabiendas de que, por el mero hecho de observar, estamos alterando lo que ahí había. Así que, con certeza, no conocemos nada. El principio de incertidumbre de la física cuántica lo dice claro: es imposible conocer con total precisión determinados pares de variables físicas al mismo tiempo al observar una partícula (por ejemplo, la posición y el momento, que se traduce en trayectoria indeterminada).

 

A la vista de lo anterior, ¿cómo podríamos decir que la ciencia puede llegar a encontrar la verdad absoluta? De hecho, debido a su materialismo, si consiguiera explicarlo todo, significaría que estaría explicando todo lo material, y… ¿acaso eso es todo? Para mí, reducir el universo al mundo material es una simplificación que solo refleja una parte de la realidad. Esta es una afirmación personal que (obviamente) no es científicamente demostrable, pero sí se puede realizar por otras vías no científicas. ¿No será por ese materialismo que a la ciencia todavía se le resisten grandes misterios como la materia oscura, la energía oscura y la energía de punto cero? Dejo que cada cual reflexione y saque sus propias conclusiones, pues todas son igualmente respetables.

 

 

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Entonces, ¿qué hace falta para complementar  a la ciencia y llegar al conocimiento de la verdad absoluta? La respuesta es: experiencia directa. El conocimiento y la razón no incluyen a la experiencia directa. La vía para lograr esa experiencia es la meditación. Además, cuando se alcanza dicho estado, sujeto y objeto se funden con la experiencia misma y desparecen. Por tanto, el método científico no es aplicable. Entonces, en ese estado, la ciencia puede aportar más bien poco. Tampoco la razón ni el conocimiento, puesto que las palabras, conceptos y datos romperían de inmediato dicho estado. Y cuando se sale del mismo, tan solo podríamos expresar una mera aproximación con palabras. Como mucho podríamos acercarnos a explicar lo que hemos experimentado, pero nunca podríamos llegar a expresar con palabras lo que es.

 

En conclusión, opino que sí es posible acceder a la verdad absoluta. No en vano, algunos maestros iluminados que nos han precedido en la historia han llegado a ella. La ciencia nos ha aportado muchísimo, y tiene mucho por aportar todavía. Pero mientras la ciencia se acerca a la verdad en el plano material, mirando hacia fuera y empleando el razonamiento, es necesario complementarla con una mirada introspectiva, a través de la meditación, que funciona mediante la experiencia directa, y que trasciende lo material.

 

Eso sí: nadie dice que sea fácil. Una vida difícilmente va a dar para realizar esa conexión directa en toda su magnitud. Pero aunque solo se dé un pequeño paso hacia esa luz interior, ya habremos hecho mucho, crecido interiormente, aportado algo a este mundo, y conocido mucha más verdad que la que se puede obtener solo con la ciencia, el razonamiento, el conocimiento (¡que no es poca!)…

 

comentarios (2)

  1. Víctor Manuel Vazquez Vargas

    07 Jul 2016 - 3:48 am

    Buenas y Apreciadas Noches! Mí Distinguido Escritor y Conferenciante. Félix Toran! Lo Acabo De Leer, Me Parece Concienzudamente Creer y Aceptar La Búsqueda A La Verdad, Absoluta y Me Ofrezco A Aprenderla. Sin Más Quedó A La Orden. Gracias!

  2. JUAN CARLOS SANHUEZA SAN MARTIN

    07 Jul 2016 - 4:24 am

    EXCELENTE EPÍSTOLA, UN TEMA QUE DÁ PARA MUCHO MÁS. FELICITACIONES Y ADELANTE

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