La paciencia no choca necesariamente con la eficiencia.  Puede ver la paciencia como la ciencia de la paz (paz- ciencia). En efecto, para conocer la paz es necesario ser paciente. Dicho de otro modo, no encontrará la calma mientras sea impaciente.

Ser paciente significa muchas cosas. Primero,  aunque no lo parezca, significa armarse de valor para superar todos los contratiempos que podrán aparecer entre nosotros y nuestros deseos. Ante un episodio de aparente fracaso, una persona paciente es capaz de aprender lecciones, olvidar, y seguir adelante, pues sabe que dicho episodio es simplemente eso: un episodio. Sabe que el éxito es en síntesis una sucesión de aparentes fracasos. La persona paciente no sólo ve lo que tiene delante, sino que ve mucho más allá, y sabe que el merecido éxito va a llegar.

La persona paciente no vive pensando únicamente en recoger frutos. Dicha conducta degenera hacia hacer todo con los frutos en la mente, lo cual significa vivir el presente con la mente en el futuro… Y eso es perder el presente, el único lugar donde hallar la paz. La persona paciente sabe que el merecido premio llegará a su debido tiempo, y pone toda su atención en las cosas que está haciendo ahora, en el presente, porque sabe que estas le conducirán hacia algo mayor, hacia su deseo, y eso ocurrirá en el momento oportuno.

Una  persona impaciente vive obsesionada con los retrasos en completar tareas. Esa conducta solo puede traer problemas.  Se enfada, y se va cargando más y más, porque las cosas se retrasan. Acumula estrés. Y al final, la gente que le rodea sufre con su mal humor, y termina desarrollando malas relaciones personales. Y lo peor, tanta obsesión y enfados con los retrasos hacen que, una vez terminadas las tareas, el impaciente no sienta felicidad alguna. En efecto,  no valora positivamente el hecho de haber completado una tarea, sino que está muy disgustado por no haberla terminado a tiempo. 

La  persona paciente no intenta acelerar el ritmo en el que tienen que ocurrir las cosas.  Sabe que hay cosas en cuyo ritmo puede influir, pero hay otras en las que no, y debe dejar que sigan su curso normal y lleguen en su debido momento.

Como ya decía, la paciencia es un tema más extenso de lo que podría parecer en principio, y mi objetivo era llegar a este último punto de vista: la persona paciente no intenta acelerar el ritmo normal de las cosas. Es muy importante tenerlo en cuenta si deseamos ser felices. 

Permítanme un ejemplo.  Si aumentamos el fuego en nuestra cocina, algunos alimentos solo se cocinarán bien por fuera, y seguirán crudos por dentro. Sin embargo, si lo ponemos a fuego lento, el alimento se hará bien por dentro y por fuera.  Se suele decir  «Paciencia y buenos alimentos». Y esto conecta muy bien con el ejemplo anterior, pues si cocinamos con impaciencia, comeremos algún que otro alimento crudo, y por otro lado comer con impaciencia no es bueno en términos de salud.

Dicho todo lo anterior, también es muy importante recordar que ser paciente no significa dejar de ser eficiente. Si usted tiene capacidad suficiente para  lanzar tres tareas a la vez, sin comprometer su salud, ni entrar en un conflicto de prioridades con otras tareas más importantes, entonces hágalo. ¿Por qué no?

Puede ser que alguien le diga que debe ser paciente, y no hacer las tres cosas a la vez, sino una detrás de otra. En realidad, dicha persona le está pidiendo que no sea eficiente.

Esto ocurre con facilidad cuando se trabaja con alguien que tiene obsesión por controlarlo todo. Si usted es capaz de hacer muchas cosas a la vez y lo propone, tal persona puede que sienta estrés al ver que no podrá seguir y controlar todo lo que usted haga. Esa persona no sabe delegar ni tampoco lo que es la paciencia… Su respuesta y excusa inmediata será: ¡¡Ten paciencia!! Pero lo que realmente quiere decir es: ¡¡Por favor, no seas tan eficiente, prefiero que sigas mi ritmo, que es más lento!!

Lo anterior es sólo un ejemplo. Se trata de una situación que no siempre es fácil de resolver, y tratar ese ejemplo en profundidad no es mi objetivo, pues se escapa del tema del presente artículo. 

Para concluir, y resumiendo, el mensaje que le quiero enviar es que debe vivir armado de paciencia, pero no por ello dejar de ser eficiente. Aborde todo sin intentar acelerar el ritmo natural de las cosas. Pero si usted tiene que abordar varias tareas y tiene capacidad para ejecutarlas en paralelo (y aquí insisto, sin sacrificar su salud niotras  prioridades mayores), entonces adelante… ¡Ser paciente no significa dejar de ser eficiente!!