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Un error típico de comprensión del talento y cómo evitarlo

Es bastante frecuente confundir al talento con su manifestación, lo cual se convierte en una resistencia al talento. Tanto que, en muchos casos, lleva a las personas a pensar que no tienen talento.

 

Ves a alguien con increíbles habilidades, conocimientos, aptitudes, capacidades, etc. Entonces dices que dicha persona tiene talento, ¡y tienes razones para pensarlo! Sin embargo, ¡eso no es el talento! Es la manifestación del talento. De hecho, ¡es una posible manifestación del talento! Cuando no vemos esto, significa que estamos confundiendo al talento con su cara visible. Lo estamos reduciendo a su manifestación material, que no es más que una pequeña (aunque muy importante) parte del talento al completo.

 

El talento es un potencial que reside en nuestro interior. Como tal, no está manifestado. Pero desea manifestarse con toda su fuerza. Sin embargo, solo podrá hacerlo cuando creemos las condiciones necesarias para que lo consiga. El ego no desea que el talento fluya en estado puro hacia el exterior, puesto que solo obraría de forma constructiva, ya que esa es su naturaleza (como sucede con todas las leyes universales que lo mueven). Y eso derrotaría al ego. Así que este enemigo interior intentará bloquear al talento, utilizando todo tipo de tretas, como el miedo, la envidia, etc. Si no lo consigue, al menos intentará manipularlo, logrando que lo uses con fines egoístas e individualistas, un tipo de historia que siempre acaba mal…

 

 

Por otro lado, recuerda que esas condiciones que permiten al talento fluir pueden venir precisamente de las aptitudes correctas. Adquiere los hábitos, capacidades, habilidades, conocimientos, etc., necesarios, y crearás las condiciones para que tu talento se manifieste. Los resultados que verás no serán el talento, sino su manifestación. Tus aptitudes no serán tampoco el talento, sino la vía o medio que ha permitido que se manifieste. El talento seguirá ahí dentro, como un potencial inagotable, deseando manifestarse de nuevo, quizá a través de una vía diferente (¿por qué no?). La historia del talento no tiene fin. Cuando logra expresarse por un medio, quiere seguir haciéndolo por otro más.

 

 

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Para entender todo esto mejor, te propongo una analogía. Imagina una pera. Dentro tiene semillas. Cada semilla contiene el potencial de generar un peral. Pero si no haces nada con la semilla, no habrá peral… Sin embargo, si creas las condiciones oportunas (lo cual exige acción y esfuerzo), podrás lograr plantar la semilla, cuidarla, y conseguir que un día aparezca ahí un peral. El peral te dará peras, y cada pera tendrá semillas en su interior, con el potencial de crear nuevos perales…

 

En la anterior analogía, la semilla es el talento (el potencial). Si no haces nada con la semilla, no obtendrás peral alguno. Todo el trabajo de la tierra, plantar la semilla, regar, etc., es crear las condiciones para que el talento se manifieste. El peral equivale al fruto, es decir, al resultado visible del talento. Y la semilla que lleva dentro cada pera te recuerda que el talento no acaba ahí, que está dentro de ti deseando manifestarse de nuevo, de mil formas distintas.

 

Esta comprensión correcta del talento es muy importante para evitar caer en el error de pensar que hemos nacido sin talento. ¡Eso no es correcto! Todos venimos al mundo con esa semilla en el interior, deseando expresarse y manifestarse. ¡No le cierres la puerta! Después, si las cosas no salen bien, no vuelvas a caer en el error de pensar que no tienes talento: quizá no has creado las condiciones correctas… Quizá has preferido fabricar un talento que deseas o con el que te han condicionado, pero que no es realmente el que reside dentro de ti. Quizá tu ego ha usado alguno de sus mecanismos para bloquearte…

 

 

 

Silhouette of man and sunshine

 

 

Las posibilidades son muchas. Todo esto se explica con gran claridad y con herramientas prácticas en el libro Eres Talento, que te ayudará mucho en este proceso. Allí aprenderás a descubrir tu verdadero talento, darle forma, crear las condiciones correctas para manifestarlo, manejar al ego para que no intervenga, combinar tu talento con un sabio conocimiento de las leyes universales y desarrollar una serie de cualidades que llevarán tu talento a un nivel superior.

 

 

 

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